La fiebre le sirve a nuestro sistema inmune para defenderse frente a patógenos.
Para reducir la actividad de toxinas se libera una hormona que desencadena determinadas reacciones que, al elevar la temperatura del cuerpo, aumentan la movilidad y fagocitosis de glóbulos blancos, la proliferación de un tipo de células importantes para el sistema inmune (células T) y la actividad del interferón.
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